Jorge Bordello, a través del programa Research Fellowship de Visual AIDS, presenta la obra del artista teatral y cineasta mexicano, Sergio Hernández Francés (1964-1995). Bordello contextualiza la obra de Hernández Francés en el panorama del arte escénico, explora su impacto en el movimiento del rock en tu idioma y la experimentación teatral, así como su importancia en la fundación de una escuela de video en México.
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Sergio Hernández, still de video Sueño de Serpiente, 1991. Cortesía de Los Archivos X, Ximena Cuevas
En México, el concepto de un artista sobreviviente al VIH a largo plazo es elusivo. Con la excepción del fotógrafo Óscar Sánchez y artistas que no hacen público su estatus ni el motivo de su obra. Casos como el artista conceptual Ulises Carrión, quien migró hacia Países Bajos, y Teo Hernández, cineasta experimental que alcanzó cierto reconocimiento en España —aunque no pudieron evadir la gravedad del SIDA— lograron escapar del olvido historiográfico al morir en Europa.
Es por eso que me emocionó tanto descubrir el trabajo de Sergio Hernández Francés. Mi introducción a su práctica llegó con dos videos rescatados por la pionera del videoarte Ximena Cuevas poco tiempo antes de la muerte de Sergio —Ximena los había integrado en su famosa colección Los Archivos X. Al ver su obra me impactó su franqueza al hablar de su estatus en tiempo real, así como su experimentación lingüística entre las artes escénicas y los nuevos recursos de intervención digital. Más impactante es el silencio institucional que rodea su obra. Su memoria se manifiesta tiernamente en las anécdotas de sus amigos —antes artistas underground, hoy autoridades culturales consolidadas.
Como artista visual que vive con VIH, quise asumir la tarea de rastrear datos asociados a las anécdotas de este personaje tan importante en una época de tumulto político y pánico del SIDA. En esta búsqueda de información omitida injustamente en los índices de la academia seronegativa, también vengo a interpretar el sueño de un ancestro que hasta hace poco no sabía que tenía.
Entrevista de Sergio Hernández para Canal 22 (1993). Cortesía de Los Archivos X, Ximena Cuevas.
Sergió nació en Ciudad de México en 1964, en medio de una ebullición en los ánimos del país que cocinaba un enfrentamiento entre movimientos estudiantiles, obreros e intelectuales contra el gobierno represor, y que culminó en una masacre diez días antes de la inauguración de las Olimpiadas de México 68.1 La familia de Sergio había llegado de España un par de décadas antes como exiliada de la guerra civil; estableciéndose y prosperando al sur de la ciudad, en la ahora Alcaldía Coyoacán. Sergio asistió a la reconocida escuela privada Héroes de la Libertad, más grande trabajó en la librería de su familia cuando necesitaba dinero para sus proyectos. Hijo menor de dos varones, fue introducido por su hermano Enrique a la música de Supertramp y la televisión gringa. Gozó de la posición económica de su familia, quienes podían procurarle tecnologías —fue de las primeras personas de su círculo en tener un Discman— y espacios para trabajar.
Aún con todas sus comodidades, en 1986 —tal vez por su historia familiar o por su personalidad combativa— Sergio, como estudiante de teatro, participó en la huelga convocada por el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), una gran organización de las distintas facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La huelga se oponía a las reformas propuestas por el rector que amenazaban la gratuidad y derechos de los estudiantes. Su facultad se turnaba las representaciones y él fungió como líder estudiantil momentáneo.
Sergio Hernández y Rita Guerrero en Amerika (1986). Cortesía de Adriana Díaz Enciso.
Durante este paro participó en Amerika, una adaptación de la obra de Franz Kafka que los estudiantes del Colegio Universitario de Teatro (CUT) montaron en un sótano de viejas escenografías.2Adaptando el espacio con sus propios recursos —Sergio trajo el piano de su casa—, construyeron un escenario laberíntico donde pintaron murales y graffiti. Sergió interpretó al protagonista Karl Rossmann, un joven inmigrante europeo que padece la avaricia norteamericana.
Ese mismo año estrenaron Vox Thanatos.3 Gracias al éxito de su montaje anterior ahora pudieron usar el foro de la Facultad de Arquitectura. La obra se desarrolla después de una explosión atómica que deja a las personas con el pelo blanco —todos se tiñeron el pelo de rubio y se maquillaron ojeras expresionistas— y viven esclavizados en una cúpula ensayando un concierto para el Zócalo de la capital en decadencia.
Dibujo autoría de Sergio, Alejandro Reza como La Tía Edna, personaje en Vox Thanatos. Cortesía de Alejandro Reza.
Durante este tiempo, Sergio definió su personalidad artística, y su talento como actor fue aplaudido. Su obras posteriores, místicas y animales, mantuvieron un caracter plenamente perfomático. El inicio de los años 80 también lo vio conocer a sus amigos y colaboradores más entrañables, muy especialmente a la cantante Rita Guerrero. Otros músicos, con quienes formaron la famosa agrupación de rock gótico Santa Sabina, se reunieron alrededor de ambas producciones. Santa Sabina fue fundamental para el movimiento conocido como Rock en tu idioma que incluyó a grupos como Caifanes, Maldita Vecindad y El TRI, caracterizados por su joven crónica barrial en un contexto de persecución policiaca hacia toda manifestación contracultural.
Sergio Hernández y Patricio Iglesias. Cortesía de Santa Sabina.
Esto inauguró casi una década de colaboración con Santa Sabina, tiempo durante el cual Sergio continuó explorando la relación entre cuerpo e imagen produciendo piezas específicas de video y performance para los conciertos de la banda.4 Durante una presentación en el Roxy, un famoso club nocturno de Guadalajara, Sergio colocó una tela en medio del escenario, sobre ella se proyectaban fuego y sombras que jugaban entre él y Rita. Sergio estaba disfrazado de diablo, después entró una mujer inquisidora y lo exorcizó. Estas piezas eran grabadas en su departamento de la colonia Condesa o en viajes de campo a La Purificación, Estado de México, donde ellos hacían su propio maquillaje, vestuario y producción. El resultado era una estética pobre pero de alguna manera europea —un situacionismo fantástico de terreno baldío.
Entre 1989 y 1990, Sergio viajó a Barcelona y Boston sin detener su producción. Al regresar a México trajo dos bombas bajo el brazo que lo acompañaron por siempre: un diagnóstico de VIH y una nueva sed de capturar el tiempo en video. Coincidentemente, en el país se estaba formando una escena de cine experimental que compartía las inquietudes y el formato de crónica del movimiento Rock en tu idioma. En esos tiempos, la cineasta Sarah Minter, quien siguió con su cámara a los Mierdas Punk —agrupaciones antisistema de la periferia oriente de la ciudad que compartían el odio por la autoridad y vidas pautadas por la miseria— impartió un Primer taller de videoarte en México en Casa de Lago.5 En el taller coincidieron artistas de video en proceso de formación, como Domenico Capello, con quien Sergió colaboró más adelante. La escena subterránea había comenzado a emerger en el piso del museo.
En esos momentos de terrible crisis Sergio encontró herramientas para desbordar lo personal en lo artístico. Quedó específicamente encantado con el croma: el aislamiento de elementos en video a través del contraste de color; ahí encontró su manera de afectar la realidad. En una entrevista para Canal 22 Sergio comenta:
Yo me engancho al video cuando descubro el efecto del croma. Porque anteriormente toda mi formación era teatral… Y descubro la magia tecnológica, que me da la posibilidad de hacer cosas que ni soñaba en el teatro, ¿no?, que ni con efectos de espejo se puede hacer, que es irte desde el espacio hasta el fondo el mar… El video, aparte de ser un medio completamente distinto al teatro, queda perfectamente ajustable para darle ese despertar moderno al teatro, esta necesidad que tiene de seguir sorprendiendo.6
Sergio Hernández, still de video Sueño de Serpiente, 1991. Cortesía de Los Archivos X, Ximena Cuevas
Sergio era un artista excepcional, su amiga Adriana Diaz Enciso lo recuerda «combativo y transgresor, y al mismo tiempo tierno e inocente».7 Esta complejidad interna se ve reflejada en sus piezas —particularmente en el uso de imágenes vívidas y saturadas para representar fantasías modernas con miedos primitivos. Un ejemplo perfecto de lo que el filósofo Georges Didi-Huberman define como protesta manifestada en cine —una relación establecida entre conceptos aparentemente contradictorios.8
En 1991 funda Coitus Interruptus, una productora audiovisual. Invita a su pareja Raúl Zúñiga y a su amigo catalán Ñako Nadal como actores, a los realizadores Joaquín Arce y Carlos Uria, y al músico Víctor Bombí. Con ellos produce sus dos piezas de video más conocidas: Sueño de Serpiente (1991) y Lokophonia (1991).
En Sueño de Serpiente, una sacerdotisa divina interpretada por Jack El Increíble Orlando Birckett —un actor británico notorio por trabajar con Derek Jarman y estar completamente ciego — echa las cartas del Tarot a un hombre anónimo, prediciendo sus acciones y revelando sus preocupaciones.9 La primera carta, El Malabarista, captura sueños de otros arcanos para hacerlos realidad, la segunda carta, El Carro, simboliza el control de la mente sobre la pasión animal. En las escenas siguientes, el protagonista recorre una ciudad bidimensional de plastas digitales superpuestas con dibujos de cartón hechos por Sergio, que forman escaleras, balcones y precipicios. Aquí, como en su primer uso de la estructura de laberinto, la relación de la práctica teatral de Sergio con los motivos angulados y oscuros del expresionismo alemán es clara. Vemos la carta del as de Espadas que se materializa trágicamente con la muerte de un mensajero, un Filito interpretado por Ñako Nadal.10 El arma cae en manos de nuestro héroe, interpretado por Raúl, quien no resuelve otra cosa con ella más que suicidarse. Finalmente descubrimos con un alejamiento de cámara que todo ha sucedido al interior de la mente de una serpiente cósmica.
Se dice que soñar con serpientes es un augurio de retos por venir. Aquí me pregunto ¿qué significa que la serpiente sueñe contigo?, ¿existir como un átomo visual? En esta primera pieza, Sergio escoge un final abierto a la trascendencia, aunque el héroe muere, se sugiere que pudo haber muerto solo como una imagen en la mente del dios prehispánico. Al hombre aún le falta descubrir el gran reto que le espera.
LOKOPHONIA (1991). Cortesía de Los Archivos X, Ximena Cuevas.
En Lokophonia, el VIH se hace manifiesto en una de las pocas piezas producidas en primera persona y en tiempo real durante los primeros años de la crisis del SIDA en México. Esta pieza surrealista funciona como metáfora tanto del pánico por el SIDA como de la culpa del sobreviviente. Aquí otro hombre sin identificar, interpretado por Raúl, reproduce una cinta con sonidos de lamento que lo llevan a un estado de alucinación. Cada vez que presiona el botón de reproducción un espectro lo persigue amenazante con sus risas a un nuevo escenario. Como en un Carnival Of Souls hecho para televisión pasa por una playa y una feria con cielos digitales.11 En un baño público un espectro logra tocarlo sexualmente mientras está en los orinales, la maldición lo alcanza con una transmisión de virus durante cruising. De nuevo utiliza la imagen del laberinto donde es acorralado, mientras su cuerpo terrenal muere. Sin embargo, a diferencia de Sueño de Serpiente, la historia no termina con el paso del hombre al plano imaterial. En lugar de eso, el personaje interpretado por Raúl, quien vive con VIH en la realidad, es bañado por el fantasma de Ñako con una pintura que lo borra con el fondo —una muerte adicional en forma de olvido.
Lokophonia responde de manera contundente al augurio de Sueño de Serpiente. La propagación del VIH en el mundo real ha alcanzado a los hombres anónimos del mundo cinematográfico, así como a los propios Sergio y Raúl, sumando un peso terrible al tiempo fílmico. Los recursos digitales como la pantalla verde, el collage y el monocromo, antes lúdicos, parecen precisos y personales a cada escena. En esta pieza, el final es aún más trágico que en la anterior: nuestro héroe no se enfrenta a una ascensión no carnal mística o religiosa, sino a un final absoluto que augura a la memoria como un escollo que procede a la muerte.
En 1992 Lokophonia fue proyectado como parte de un programa de video titulado Siglo XXIX en el Museo Carrillo Gil y en la Segunda Bienal de Videoarte celebrada en la Cineteca Nacional12. Ambos eventos fueron significativos en términos del reconocimiento de la incipiente escena de medios audiovisuales en el arte nacional y la participación activa de un artista viviendo con VIH. La pieza de Sergio no ganó el certamen, pero llamó mucho la atención. Ximena Cuevas recuerda:
Mucho documental, muchas cosas aburridas, ficciones con lenguaje de cine hechas en chiquito… lo que más me impactó fue el trabajo de Sergio Hernández, el vídeo con la posibilidad de lo dimensional del collage. Sergio, que murió de SIDA, guardaba la intimidad del miedo a la pérdida del cuerpo abrigado por un lenguaje barroco de capas y capas de collage, magia pura…12
LOKOPHONIA (1991). Cortesía de Los Archivos X, Ximena Cuevas.
Distinto a muchos casos de personas con VIH, rechazadas por sus familiares y que dependieron de su amigos para recibir cuidado, Sergio recibió el apoyo de su familia —en especial de su mamá, Mari Tere, quien aceptó siempre la sexualidad e inquietud creativa de su hijo menor. Cuando Sergio comenzó a luchar contra los efectos del VIH, sus padres rentaron una casa en Cuernavaca para que pudiera relajarse. La propiedad tenía una pequeña alberca a la que solo se podía entrar completamente desnudo por instrucción estricta de Sergio —una invitación corporal porque el actor es un cuerpo, en todos los sentidos posibles. Como todos sus amigos eran teatreros, accedieron sin protestas. Durante una reunión, llegaron también sus papás y técnicamente tuvieron que acatarse a la misma ley. A su mamá no le costó mucho adaptarse, era muy parecida a Sergio. Al papá le costó un poco más, pero conmovedoramente accedió.
El virus afectó rápidamente la imagen de Sergio, quien pronto decidió ocultarse de la vista de sus amigos, incluso de Rita, pasando el resto de su tiempo al cuidado de sus padres. Falleció y fue incinerado en abril de 1995. Se celebraron dos ceremonias en su honor, una oficial en la prestigiosa funeraria Gayoso y una borrachera organizada por sus amigos del teatro y del video, que eran muchos. Muy a su estilo histriónico, místico y cómico, Sergio hizo un último acto de ilusionismo; la actriz Úrsula Pruneda recuerda:
Me hablan y vamos al funeral... Bueno, en la habitación de nuestro departamento teníamos cuatro imágenes de la Vírgen Dolorosa, acomodadas como una repetición de Andy Warhol. Cuando regresamos del funeral una de las imágenes estaba acostada sobre la cama. ¡No había manera de que cayera acomodada de esa manera! Fue su manera de manifestarse y decir que estaba con nosotros.13
Sergio Hernández. Courtesy of Santa Sabina.
A casi 30 años del fallecimiento de Sergio, su impacto en el movimiento Rock en tu idioma, en la vanguardia del video en México y en el teatro es enorme.14 El potencial perdido es incalculable. Al momento de su muerte Sergio había obtenido la beca Jóvenes Creadores para realizar un proyecto basado en leyendas mexicanas, que al igual que otras piezas no pudo completar. Un par de años después, el novio y colaborador de Sergio en sus piezas más importantes, Raúl, falleció también.
Aunque su carrera quedó truncada, Sergio ha cruzado la frontera del olvido que tanto le preocupaba apareciendo en la obra de sus amigos. En 1996 Santa Sabina lanzó Babel, el tercer disco de estudio de la banda, el cual está dedicado a él. Rita recuerda:
En el año 1995 tuvimos una fuerte pérdida. Como ustedes saben existe mucha gente alrededor del grupo, que aunque no aparece en el escenario es muy importante su trabajo… Sergio Hernández trabajó en la parte de los videos que proyectábamos en conciertos. Desgraciadamente falleció en ese año y por eso dedicamos Babel a su memoria. Él era como un ángel, era una persona encantadora, inteligente, sensible y muy divertida. Y su muerte fue muy dolorosa para mí y para otros. Todavía hoy aparece en mis sueños…15
Eduardo Vázquez Martín le escribe en su libro Naturaleza y Hechos (1999):
Cómo es distinta ahora la forma en que te mueves
y los labios deseosos que dejaste
no te alcanzan en los sueños,
ha puesto en su boca la muerte
palabras que San Juan le dio a la Esposa:
«Gocémonos», te dice
«Gocémonos, Amado,
entremos más profundo en la espesura»16
Antes de su muerte, Sergio se reunió a comer comida india con su amiga, la escritora Adriana Diaz, quien se encontraba trabajando en su novela de vampiros La Sed (2001). A propósito, la interrogó sobre la inmortalidad de los vampiros y qué efecto tendría en alguien como él. Desafortunadamente no alcanzó a leer la novela con la respuesta publicada años después. En ella una vampira convierte a un enfermo de SIDA que yace en su cama de hospital, drena la sangre virulenta y la sustituye con la suya, pausando la muerte para siempre, le hace una promesa que ahora yo hago en nombre de nuestra comunidad, querido Sergio:
Haces bien en tener esperanza, porque no vas a morir. Cree en mí: eres inmortal.17
Jorge Bordello es un artista visual que vive con VIH. Su investigación está interesada en los pliegues entre documento y ficción, el archivo familiar y el relato nacional, el montaje del cuerpo y de la vida pública. Seleccionado por el Sistema Nacional de Fototecas para cursar el programa Fotoensayo (2012) y por el Centro de la Imagen para cursar el Seminario de Producción Fotográfica (2016). Ha sido beneficiario de los programas Fomento y Coinversiones Culturales (FONCA 2011), Jóvenes Creadores (PECDAT 2013, FONCA 2016) y el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC 2015). Ganador del Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México DOCSMX y del Premio Estatal de Artes Visuales de Tlaxcala. Su trabajo experimental ha sido exhibido en espacios como New Museum (Nueva York), Museum of Contemporary Art (Los Angeles.), MACBA (Barcelona), Museo de Arte Moderno (Cuenca), Museo Jumex (Ciudad de México). Sus investigaciones sobre el campo tlaxcalteca y las expresiones de identidad han sido seleccionadas en la XIX Bienal Nacional de Pintura Rufino Tamayo y la XV Bienal FEMSA. Colaborador permanente de Visual AIDS NY y miembro fundador de CEPA, red de apoyo y expresión artística para personas viviendo con VIH en Tlaxcala.
Los textos del programa Research Fellowship 2024 están editados por Sophia Larigakis.Edición adicional en español por Andrea Soler.